Llegar a Barquisimeto, es llegar a una ciudad grande, urbanísticamente organizada. Amplias avenidas, plazas y caminerías por doquier, grandes centros comerciales, edificios, el sello de estar en la ciudad crepuscular, en la ciudad musical, se ve en sus monumentos.
Es también la región que conserva y se siente orgullosa de su gastronomía y artesanía. Sitios como “Sucumbás”, son punto de referencia para quienes de primera al llegar quieran degustar los platos típicos de Lara. “Sucumbas” está ubicado en la calle 28 entre 26 y 27 de Barquisimeto. Establecido en una casa colonial, de paredes de barro, mobiliario en madera y lo más importante, la cocina en fogón.
La crema o nata, los buñuelos, la carne en vara, el queso, la arepa, y otros platos propios están en la carta. Sobre la artesanía, en la parroquia Agua Viva, está el taller artesanal “Bachaco rojo”, donde usted puede encontrar la manifestación artística y el ingenio de los artesanos de la zona. Trabajos en madera, en material metálico, cuadros; con alusiones a la identidad larense, paisajes e imágenes religiosas, forman parte de la galería.
Y, si desea apreciar la creatividad de los ilustres y talentosos profesionales de la arquitectura y el diseño con que cuenta Venezuela, acérquese a la Flor de Venezuela.
Esta obra del reconocido arquitecto Fruto Vivas, titulada una Flor para el mundo”, fue el pabellón de Venezuela en la expo mundial de Hannover en el año 2000. Es la estructura de tres niveles con una bóveda de 16 pétalos que se abren y cierran sobre un “tallo” hidráulico de 19 metros de altura. Se inspira en los monolíticos tepuyes que se levantan imponentes en medio del paisaje de la Gran Sabana, así como en la flor nacional de Venezuela, la orquídea.
Graciela Andrade Fotos/ Luís Ramírez
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