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lunes, 19 de abril de 2010

Una casa con historia independentista


Data de los años 1700, y desde entonces sólo ha pasado por dos restauraciones. Así es presentada la casa natal del general Juan Bautista Arismendi, prócer de la independencia de la isla de Margarita y orgullo de los neoespartanos.

Aunque la historia refiere que en esta casa no nació el general Arismendi, era propiedad de su bisabuelo paterno. Dos largas puertas dan paso a esta infraestructura ubicada en La Asunción, capital del estado Nueva Esparta. Un cañón del siglo XVIII da paso a las habitaciones, la sala, el comedor y el resto de la vivienda.

A mano derecha está la sala comedor. Allí una larga mesa con siete sillas son parte del mobiliario. En sus paredes están -además de las pinturas del Libertador Bolívar y Luisa Cáceres de Arismendi- los cuadros de tres hijos: Juan Bautista, Ana Teresa Arismendi de la Plaza de Asunción y Miguel Arismendi Irala (este último hijo de su primera esposa María del Rosario Irala).

Además en esta habitación se conservan la espada y los mosquetes originales del General.
De la entrada a la izquierda está otra habitación, hoy convertida en una biblioteca que lleva por nombre “Jesús Rosas Marcano”. Seguidamente hay un cuatro, donde se pueden observar documentos de la época, así como una réplica del Acta de Matrimonio de Juan Bautista Arismendi y la caraqueña Luisa Cáceres de Arismendi.

Por el corredor se llega al final de la casa, allí estaba ubicado el establo, espacio que hoy es usado para ofrecer talleres a la comunidad, con una pequeña plaza donde fue colocado el busto de Cáceres de Arismendi.

Para los asuntinos, Juan Bautista Arismendi y su esposa Luisa Cáceres de Arismendi son un orgullo. El General daba su vida por lograr la independencia de su isla. La detención de su esposa en lugar de aminorarlo en su meta le dio fuerza.

Luisa Cáceres de Arismendi le demostró su amor y fidelidad al soportar cinco años presa, entre el castillo de San Carlos de Borromeo – En Pampatar- y el de Santa Rosa, en La Asunción. Padeció innumerables torturas a las que sobrevivió y se mantuvo fuerte. Murió a los 65 años, en un accidente en la bañera de su casa en Caracas.

Laura Arismendi
Jarrinsson López
Fotos/Heberto León B.
Apoyo/ Freddy Roberti




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